La Unión Europea ha puesto fecha para la desaparición del motor de combustión interna (ICE).
Buscando reducir emisiones, Europa se cargará el motor de combustión interna en 2035. Lo que pretende es que el trasporte sea sostenible y que de cara al año 2035 todos los coches nuevos que se vendan en Europa sean de emisiones cero, es decir, 100% eléctricos o de hidrógeno.

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Europa se cargará el motor de combustión interna en 2035, buscando reducir las emisiones lo máximo posible
Europa quiere eliminar el motor de combustión (ICE), buscando reducir las emisiones lo máximo posible, y ya tiene fecha para ello, concretamente el año 2035. En ese año todos los vehículos que se vendan en la Unión Europea serán cero emisiones, es decir, 100% eléctricos (BEV) o de hidrógeno (FCEV).
Teniendo en cuenta que el 100% de los vehículos que se vendan en el año 2035 deberán ser eléctricos o de hidrógeno, el resto de modelos híbridos (HEV), híbridos enchufables (PHEV) también desaparecerán, y no solo los de combustión interna (ICE).

¿Qué busca la Unión Europea con estas medidas?
Lo que la Unión Europea pretende con estas medidas es conseguir reducir las emisiones de los automóviles y de los vehículos industriales alrededor de un 50%. Esto busca conseguirlo en el año 2030, es decir en 9 años. Un periodo muy reducido, teniendo en cuenta el cambio tan drástico que se busca, no sólo en la vida diaria de todos los europeos, sino también de cara a la industria y el transporte profesional.
Imaginamos que, a mitad del camino, la Unión Europea se sentará a valorar si se va camino de conseguir esta meta o por el contrario habría que cambiar de objetivo. Es una meta ambiciosa y habrá que ver el resultado de esta carrera hacia el cumplimiento del Pacto Verde Europeo (Europe Green Deal).
Cumpliendo este objetivo tan ambicioso, por el que Europa se cargará el motor de combustión interna en 2035, el continente se situaría como primer continente “climáticamente neutro”. Pero para ello, antes, todos los sectores han de adaptarse a este gran cambio. Algo que plantea muchos problemas de cara a las adaptaciones, a las inversiones por parte de las diferentes empresas, algo que en los momentos tan complicados que vivimos muchas pueden no estar en condiciones de hacer tal esfuerzo.
Habrá que estar atentos a esta carrera de fondo que salpica a todos y cada uno de los europeos.
Pasos intermedios hacia la desaparición del motor de combustión
Ya de momento, en el 2026, el transporte por carretera estará gravado el uso de combustibles contaminantes, por el comercio de emisiones. Buscando así la utilización de transportes de cero emisiones.
Esta es una medida que puede tener doble filo. Por un lado puede hacer que las empresas opten por cambiar de combustible y así no pagar ese gravamen, asumiendo el coste que conllevará dicho cambio, y añadiéndolo, por tanto a su producto o servicio y asumiéndolo el cliente final, aunque se conseguiría el objetivo final buscado por la Unión Europea. O por el contrario, pagarlo y añadir su coste al precio final sin conseguir llegar al objetivo de reducir emisiones. Es decir, pase lo que pase, se prevé que los precios carguen con todo este cambio, pero con la duda de si podremos conseguir la reducción de emisiones marcada.
Pero hay varias preguntas que se nos plantean
Las prohibiciones o gravámenes a la utilización de combustibles contaminantes las tenemos más que claras, ya que se han encargado fervientemente de dejarlo más que claro. Pero, ¿y las infraestructuras? ¿Se irán creando al mismo ritmo que las prohibiciones nos van a ir obligando a cambiar al vehículo eléctrico o de hidrógeno? ¿Y la generación del hidrógeno seguirá utilizando los mismos niveles de energía que hasta ahora, y por tanto contaminando a niveles tan altos como hasta ahora? ¿Controlarán de una vez por todas los precios de la luz, para que no sea inviable pagar las recargas y por tanto tener vehículo a una gran parte de la población?
Son muchas las preguntas que surgen ante esta situación de tantos cambios, pero habrá que esperar para poder ir respondiéndolas.